La marca ancestral
Texto sobre “CALLANA”, una videoperformance de Romina González.
Este texto busca rescatar elementos presentes en la videoperformance “Callana” y develar posibles significados relacionados a la biografía de Romina González, artista y alfarera nacida en Temuco. En conexión con el territorio norte de Chile, lugar que habita desde hace 6 años, hoy asentada en Chiu Chiu. Compartiré algunas reflexiones de Romina obtenidas mediante una entrevista y citaré algunos elementos presentes en la ritualidad Andina, para así lograr una comprensión más amplia de la obra. Y entender el rito como un lugar que permite el reencuentro con nosotros mismos y nuestra ancestralidad, un espacio atemporal o tal vez del tiempo circular, de sanación, como una suerte de psicomagia [1].
En esta obra, el motor principal está en la búsqueda de conexión con la ancestralidad. La historia de Romina, como la de tantas personas con ancestros indígena, está truncada por el ocultamiento y olvido de la propia cultura. Familias de las comunidades mapuche, aymara, quechua, atacameña, y tantas otras, migraron a las grandes ciudades en búsqueda de mejores oportunidades y en el camino se olvidaron de su lengua, tradiciones y creencias, algunas incluso las negaron en pro de una forzosa integración a la “modernidad”.
“Callana” es una videoperformance, pues hay consciencia e intencionalidad en la presencia de la cámara, que graba en una sola toma continua y cenital, utilizando un drone. Las imágenes van complementadas con textos escritos y recitados por la artista, que marcan los 4 momentos de su ritual. Según me comenta en la entrevista, la primera etapa habla del ser bebé y descubrir, la segunda de la adolescencia que cuestiona todo, la tercera hace referencia a eso que te aplasta, el ocultamiento del conocimiento ancestral y la cuarta etapa habla del renacer, la idea de que la tierra siempre retoma su ciclo. Muy similar a la representación de la vida en los rituales de siembra Aymara. Como exponen Gavilán y Carrasco en su texto “Festividades Andinas y religiosidad en el Norte chileno”[2]. El Sol, Inti o Dios, pensado en términos antropomorfos, se desplaza por un universo que contiene la vida (Pachamama). Este movimiento se representa como ciclo vital: Nacimiento, Desarrollo, Muerte, Renacimiento. Estos términos de las fases del ciclo vital de las personas son: wawa (bebé dependiente) – yocalla (niño) – imilla (niña) – wayna (joven hombre) – tawajo (joven mujer) – chacha-warmi (matrimonio) achichi-apache (abuelo-abuela) – jiwata (“muerte”). (Gavilán-Carrasco 2009).
- Una marca ancestral
“Madre
Mi cobijo
Mi alimento
Sostenme madre
Cuidame
No me dejes….”
En la primera imagen observamos una marca roja, realizada con arcilla sobre la piel, representando el origen, la infancia, la mano de la madre que soporta nuestros primeros pasos en la vida, el primer acercamiento al amor y la ternura. Me recuerda esas manitos o piececitos estampados en papel que nuestros padres guardaron de cuando éramos bebés. En este caso es una marca de arcilla en el cuerpo de la alfarera, tal vez también representando su destino y pasado, pues su abuela también fué alfarera. Pero vamos a lo que nos dice la artista. “La Callana es la mancha Mongol con la que nacen los bebés. Y particularmente la tuvo mi hijo que nació el año pasado, en Junio.” (Mientras Romina habla, oigo una wawa de casi un año balbuceando y articulando sus primeros intentos de palabras al otro lado del teléfono). “me hizo cuestionarme sobre la presencia de esta identidad con la que uno viene. Yo soy mapuche pero no tengo los apellidos, mi papá era Painefilu, su abuelo era un Lonko, pero yo hablo muy poco Mapudungún y siempre me he cuestionado eso.”
Según la Pediatra española María Teresa Romero, La marca Callana (melanocitosis dérmica congénita), también conocida como “mancha mongólica [3]” (debido que la presentan alrededor del 90% de los bebés en la zona de Mongolia) o mancha de Baltz, es una marca genética con la que nacen bebés asiáticos, negros, indígenas de oceanía y latinoamericanos (sin ascendencia europea). Causada por una concentración de melanocitos, tiende a ser de tono azulado o verdoso, generalmente está ubicada en la zona lumbar y desaparece con el tiempo .
Romina continúa con su relato. “Hablé con algunos amigos Mapuche. Y Cristian Vargas, que hace clases en la Universidad de Chile, me dijo que no es que la mancha te remita a un origen innegable. No por tener la mancha eres mapuche, pero si es un guiño al pasado que nos dice algo, generalmente se presenta en las culturas indígenas”.
- Búsqueda e interpelación
“Es la tierra lo que me une a tí
Sabia madre
¿Quién soy?
¿Quienes me habitaron?
¿Dónde está tu voz?”
En este momento de la videoperformance, Romina reflexiona sobre esa etapa cuando te cuestionas quién eres y buscas tu origen y tu familia, como la adolescencia. Se cuestiona, “¿Y yo tuve la mancha? Le pregunté a mi mamá si tenía la mancha y mi mamá no recuerda nada. Y me duelen esas cosas porque creo que es muy importante el cómo el cuerpo llama a ese pasado, a quienes te habitaron. Por eso el texto va muy hacia mi madre, al cuestionarte ¿Quién eres? ¿Quiénes te habitaron?.”
En el video, la cámara se eleva y devela un poco más del terreno. Puedo observar diversas marcas en el suelo, huellas humanas y animales que revelan un poco de la historia, la identidad del lugar y sus habitantes, algunas pisadas tienen la forma de una marraqueta, o “pan batido” como dirían mis amigues de Antofagasta. Pregunté a Romina y me comenta que la videoperformance se grabó en unas estancias de pastoreo que utiliza uno de los últimos pastores de llamas de la zona. El lugar queda a orillas del Río Salado y es uno de los favoritos para estos camélidos andinos. De hecho, el agujero redondeado en donde se centra el rito, es uno de los revolcaderos hechos por las mismas llamas, que utilizan para echarse en la tierra y también en sus rituales de apareamiento. Lo que me recuerda la estrecha relación de los pueblos de la zona con estos animales, los rituales de fertilidad para la siembra, en los que también son ofrendados como sacrificio a la pachamama para cumplir con la reciprocidad hacia ella y recibir abundancia. Las ofrendas son necesarias para la continuidad de la vida.
“Se inicia el período de siembra, la que es pensada como el inicio de la vida humana. Es como embarazo. La memoria colectiva en Isluga y Cariquima recuerda que la festividad de la siembra consiste principalmente en ofrecer una wilancha, es decir, el sacrificio de una llama en un ritual en el que la sangre y el corazón del animal son el alimento y el cariño principal tanto para Inti-Dios, representado en la primera luz del día, como para Pachamama, representada en la tierra, la pirka o piedra, la vertiente, el cerro.” (Gavilán-Carrasco 2009)[4].
Le pregunté a la artista acerca del ordenamiento espacial del ritual y me comentó que justamente sus manos están orientadas hacia el volcán del lugar, el Paniri, tutelar del Alto Loa, desde donde vendría el agua que da vida a la zona, un volcán de dos cumbres, macho y hembra. El altar redondo me evoca la noción circular del tiempo que comparten las cosmovisiones de varios de los pueblos indígena de Chile, quienes comparten una conexión con el medio como ente vivo, y la realización de ceremonias como una forma de contactar con los ancestros y deidades.
“La esencia de la concepción del tiempo atacameño es su circularidad, la cual es compartida con las respectivas concepciones de aymaras y mapuches de Chile (Grebe 1987a y 1987b). El tiempo se representa simbólicamente como un gran círculo orientado contra las manecillas del reloj. en perpetua rotación. que sigue los movimientos del sol y de otros astros (Grebe – Hidalgo 1988)[5] ”.
También la forma redonda me evoca otra de las acepciones de la palabra “callana”, proveniente del quechua kallana, tostadora [6]. Refiriéndose a esa bandeja de latón o vasija de greda donde se tuestan los granos para convertirlos en alimento, instrumento masificado por el imperio Inca a lo largo de la zona que hoy llamamos Chile. También callana es el recipiente o vasija donde va el metal que será fundido. De alguna manera todos los elementos de esta performance nos llevan a esta especie de contenedor, círculo, vasija, pacha-mama, útero, madre, semilla, el lugar sagrado del origen mismo de la vida.
Otro elemento que destaca en esta toma, son las dos trenzas hacia atrás, juntas en un lazo rojo, que evocan la identidad de la mujer indígena andina o “chola”. De hecho el uso de trenzas, representan identidad y resistencia en la mayoría de los pueblos indígena del planeta.
- Ocultamiento
“Madre amada
Maltratada
Usada
Explotada
Abandonada
Asesinada”
En este tercer instante es donde está la acción corporal misma, el contraste al cuerpo inmóvil de la artista, la presencia de otra mujer que entierra la ofrenda. “Este momento representa lo que te aplasta y te obliga a ser otro, al principio quería que fuera mi compa, pero se podía leer como el patriarcado, que también nos aplasta, pero creo que también puede ser otra mujer la que te aplasta y por eso le pedí a mi amiga que me echara tierra. Por ejemplo, mi madre también aplasta, negó su pasado indígena y no se interesó por su lengua, quería pertenecer a la ciudad y eso hizo que creciera con una identidad negada. Las mujeres heredamos mucho a nuestros hijos y los guiamos en su camino de vida.” Gabriela entra a la escena por la derecha, pues realizan una “ofrenda para la tierra, la izquierda se reserva para las almas y las almitas son de respeto, ahí siempre con el cuidado máximo”. Presiento que el acto de tapar con tierra, además del ocultamiento, también representa sembrar, dejar que la tierra cure la semilla y la prepare para volver a emerger. La muerte y la vida se encuentran en este constante ciclo circular.
En la imagen también se devela una especie de perfil femenino dibujado naturalmente en la tierra, por la erosión del tránsito y uso que las llamas le dan a ese espacio, me hace pensar que nada es coincidencia. A veces cuando interactuamos con nuestro cuerpo y el territorio en una performance, debemos abrirnos a los imprevistos, observar y dialogar con el entorno, qué tiene que decirnos, es allí donde ocurre la magia y los mensajes se amplifican. Y si considero a la tierra como un ente vivo, este es uno de los instantes del video donde siento que habla con voz propia.
No puedo dejar de mencionar, que mientras estudiaba “papers” para poder contrastar con esta obra, me encontré con la imagen de un sitio ceremonial en Socaire, otra localidad de la región. La distribución espacial en forma de círculo y pensada en relación a las cumbres se repite casualmente en “Callana”. La lámina anterior, está tomada del texto “Simbolismo atacameño: un aporte etnológico a la comprensión de significadosculturales.” (Grebe – Hidalgo, 1988)[7].
- Renacer
“Volverás a la tierra
Brotarás cual semilla
Yo seré tu hogar
Saciaré tu sed
Y serás eterna
Madre.”
La videoperformance cierra con una vista mucho más abierta del terreno y percibo diminutas a las performer entregadas a la inmensidad del desierto, también se distinguen varios otros círculos, otros rituales, otras almas e historias interconectadas, otros tiempos. Imagino el torrente potencial del Río Salado que podría cambiar todo a su paso, si la pachamama así lo quisiera. Luego vuelvo a aquel instante, la performance ritual, un momento mágico, íntimo e irrepetible. Quiero creer que el alma de la artista logra hacer contacto con su origen. De hecho creo que la conexión ya la hizo mucho antes de esta performance, la labor de Romina como alfarera no solo la conecta a ella, sino que muchas personas con su origen, pues hace clases y enseña a las personas de la zona a trabajar las arcillas locales[8].
Y pienso que es tan importante el sentimiento de pertenencia, también arrastro esa carencia, me cuesta sentirme parte de algo, desde pequeño me sentía ajeno, sin grupo y conecto desde ahí con este ritual. Sé también que en mi familia se enterraron los ancestros indígena y se levantaron las ascendencias europeas. Más allá de la rabia, me quedo con la esperanza de que hay cosas más grandes que pertenecer a un grupo, una comunidad o incluso una familia. Somos un gran sistema de interconexiones vivas, más que un continente, tal vez un Abya Yala, o la gran Pangea. Y no solo como humanos, me refiero al sistema completo, animales, plantas, rocas, estrellas, incluso lo inmaterial.
Romina me comentó que primero pensó concretar estos sentimientos en una pieza de cerámica, pero se inscribió en el taller de performance de Jazmín Ra y descubrió la potencialidad del cuerpo en relación al territorio, ahí fue precisamente donde nos conocimos. Y cuando ví su obra en el desierto me llamó profundamente la atención, es que también una parte de mí se refleja en esa tierra, crecí en Antofagasta y siento mucho amor y respeto por los pueblos andinos.
Creo que si es posible reparar los lazos dañados, la performance es un espacio que nos permite conectar con nosotros mismos y las demás personas a niveles que recién estoy descubriendo y quiero seguir profundizando, he aprendido a poner mis emociones en ella y utilizarla como herramienta de catarsis, por lo que no dudo que aporta a mi proceso de auto-reparación.
Tengo la esperanza de que aunque nos neguemos a escuchar y escucharnos, la pachamama es sabia, poderosa e infinitamente superior a nosotres y nuestra voluntad. Pero si la consideramos un ser viviente y la respetamos, practicamos la reciprocidad y el rescate de nuestra memoria, nuestra siembra se multiplicará. Cito la última idea que me transmitió Romina en un mensaje de audio, “La tierra siempre se regenera y todo vuelve a nacer. Aunque mi familia olvida todo, mi hijo, tataranieto de un Lonko mapuche, trae la mancha y me recuerda que todo se repite como ciclo y todo vuelve a brotar, renacer. La tierra siempre vuelve a encontrar su camino.”
Romina González, mujer mapuche, nieta de una alfarera. Estudió Artes con mención en Historia y Teoría en la U.de Chile. Por cosas del destino llegó al norte de Chile donde la historia y el paisaje se presentaron latentes y aprendió el oficio de la alfarería. Hoy se descifra como alfarera aprendiz, toma parte del paisaje, materia de la tierra y le da vida. A través del diálogo y el respeto por la tierra, aprendiendo y creando. Se dedica principalmente a realizar piezas de uso cotidiano con técnicas tradicionales, piezas utilitarias, simbólicas y ceremoniales, aunque también en ese camino ha creado instrumentos en arcilla y en general todo lo que permita la tierra.
[1] El propósito último de la psicomagia es lograr que cada individuo construya una idea propia de lo sagrado en base a la cual pueda curarse, mediante la realización de acciones metafóricas que interpelan directamente al inconsciente e intervienen sobre él como hechos efectivos. La psicomagia parte de la premisa de que determinados traumas y comportamientos inconscientes se transmiten de generación en generación, de modo que para que un individuo tome conciencia de ellos y sea capaz de neutralizarlos, debe estudiar cómo se han propagado hasta él a través de su árbol genealógico. w3-article-92065.html
[2] https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-73562009000100007&lng=pt&nrm=i
[4] https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-73562009000100007&lng=pt&nrm=i
[5] Simbolismo atucameño: un aporte etnológico a kz …https://revistadeantropologia.uchile.cl › download
[6] https://dle.rae.es/callana
[7] Simbolismo atucameño: un aporte etnológico a kz …https://revistadeantropologia.uchile.cl › download
[8] Entrevista a Romina Gonzalez por Fería Nacional Bahía https://www.youtube.com/watch?v=Hfzi8VEnt2w

Andrés Valenzuela
Andrés Valenzuela Arellano (1982, Santiago). Diseñador y Productor Digital (Instituto Tecnológico de Chile). Videasta y montajista. Creador del archivo web registrocontracultural.cl Desde el 2016 se ha dedicado principalmente a visibilizar la causa LGBTIQ+, desde el registro audiovisual y la implementación de plataformas web como la revista lésbica burdas.cl y el proyecto documental chilevisible.cl El 2019 comienza a consolidar su trabajo sostenido como camarógrafo y realizador de videos de expresiones artísticas de la escena transfeminista local y activismos por la disidencia sexual. Su quehacer se ha desarrollado de la mano de destacadxs artistas nacionales y colectivas como Cheril Linett y su proyecto "Yeguada Latinoamericana", CÍA Locas putas y brillantes en su obra "Travesía Travesti", Complejo Conejo, Colectivo Gamera y sus proyectos "Baila como quieras" y el "Encuentro Interdisciplinario de la Muerte", FAE Festival de Arte Erótico, Balmaceda Arte Joven y sus "Residencias de danza y creación", entre otrxs. Desde el 2021 es parte del Equipo de la Muestra de Pornografías críticas Excéntrico. Su obra más personal y performativa se inicia durante la pandemia COVD-19, con la creación de imágenes que cuestionan y tensan las relaciones de poder con que el estado-nación organiza y programa al pueblo en el territorio de Chile, en ejercicios de resignificación y apropiación de símbolos patrios, haciendo relecturas de lo que se constituye como identidad nacional, develando la opresión, violencia y desigualdad del estado contemporáneo.
Compártelo:
También te puede interesar
-
Artículo crítico: Liturgia Corporal – DESperformance. Por Luciano Houdini
Taller de escritura crítica sobre Performance
Compártelo:
-
-
Texto Crítico sobre “CHILE ES MI GRAN CEMENTERIO” de Mar Valderrama. Por Leufü Manke
Taller de escritura crítica sobre Performance
Compártelo: