Entrevista a Ernes Orellana, por Andrés Valenzuela
Ernes Orellana Gómez (1982, Chile). Artista escénico, actor, profesor, dramaturgo y director de teatro, egresado de la Universidad de Chile. Activista por la disidencia sexual, fue miembro de las CUDS, fundador de la Compañía Teatro SUR y gestor de la Casa Taller Teatro SUR, que funciona como sede de la misma compañía y colectivas aliadas a las artes escénicas y disidencias sexuales.
Con Ernes nos conocimos en el activismo por la disidencia sexual. Tenemos varias amigas en común y tarde o temprano nos íbamos a encontrar. La primera vez que vi su trabajo fue “Demasiada libertad sexual les convertirá en terroristas”, en esa obra está Rocío Hormazabal, que fue quién me invitó a hacer un registro. Tomé fotos y quedé fascinado, me llamó la atención que había activistas actuando, si bien no soy un experto en artes escénicas, no era el teatro que siempre ví en las salas, era más performance. Y me gustó tanto que pedí volver a otra función para hacer un pequeño video, bueno, creo que la vi 4 veces. Así fue como comenzamos a vincularnos. Luego conocí unos registros de “Orgiología” (2018) y de “Cuerpos para odiar” (2015), obras que él había dirigido, y descubrí que quizás el activismo, la performance y la provocación son una constante en la obra de Ernes. Hoy, me encuentro realizando un seguimiento fotográfico de los ensayos de su próximo montaje, “Actos Impuros”, en Casa-Taller Teatro SUR, por lo que tengo la valiosa oportunidad de presenciar el proceso de creación en sus diferentes etapas y concretar esta breve entrevista.

¿Son la performance y la provocación una constante en tu obra?
Desde hace unos siete años he ido transitando entre distintos lenguajes escénicos, cada vez más alejándome de las formas convencionales de realizar teatro. En aquello he ido vinculando cuerpo, teatro, danza, performance y disidencia sexual. Llegué a la performance por mi pasión por el cuerpo, pero principalmente por el vínculo que he tenido con distintas experiencias de activismos sexodisidentes, pues allí, la performance ha sido y sigue siendo una herramienta política y creativa para expresar las luchas del sexo. Estuve ocho años activando en lo que fue CUDS (Coordinadora Universitario de Disidencia Sexual), y allí, con compañeras y amigas provenientes de distintas áreas entre las artes, las humanidades y las ciencias, realizamos múltiples intervenciones, encuentros y agitaciones en que la performance siempre ocupó un espacio fundamental para agitar y traficar nuestros deseos y luchas. Concibo el arte escénico como un espacio para provocar afectos, emociones, contradicciones y deseos. Pero como me interesa el teatro desde su dimensión autoral escénica, no subordinado a la hegemonía del texto dramático, y, cruzado por la disidencia sexual, quizás, lo que pueda llegar a molestar de mi trabajo a los conservadores de turno, sea la dimensión política de los cuerpos que transitan por ciertos trabajos y los deseos que desde allí se provocan. El arte escénico, y, principalmente el teatro, está heterosexualizado. Naturaliza ciertos modelos de vida, formas de relacionarnos con el deseo, con la raza, con el sexo, el género, la clase, con la educación, se apropia y victimiza a la “minoría sexual”, establece la “otredad” desde una posición de poder. Demasiados artistas escénicos no se detienen con suficiente ímpetu crítico a observar que en las formas de representar, también se terminan normalizando regímenes políticos totalitarios, como lo es la heterosexualidad y su masculinidad supremacista. Pero no sólo es un problema de las y los heterosexuales, sino también de muchos homosexuales que terminan replicando en sus producciones artísticas los mismos discursos que ha promovido durante años la heteronormatividad. A mí me interesa por lo mismo, proponer, pulsar y producir un teatro desde la disidencia sexual, que antagonice las formas políticas de reproducción cultural de la heterosexualidad, y colabore a la construcción de nuevas formas de vida.
¿Por qué trabajar desde este lugar complejo y muchas veces rechazado y censurado?
El rechazo y la censura siempre han existido para quienes corremos riesgos, sobre todo para quienes decidimos trabajar con sexo, arte y política. Y a mí ya me han censurado varias veces, casi que me estoy acostumbrando. No me interesa ser conciliador, y desconfío profundamente de quienes intentan consensuar desde las artes. De quienes intentan ser “políticamente correctos”. Nada más repugnante que ése arte burgués. Y sus retóricas normalistas.

Entiendo que “Actos Impuros” está inspirada en poemas de Pasolini y su vida, ¿qué tanto te ha marcado la obra del Italiano? ¿Por qué la insistencia en las citas a él a lo largo de tu trabajo?
Actos Impuros, está inspirado y cita poesías y pasajes de novelas de Pasolini. Estamos trabajando con las novelas “Actos Impuros” y “Amado mío”. Novelas que son de un joven homosexual Pasolini. Con los poemarios “Poesía en forma de rosa”, “El ruiseñor de la iglesia católica”, “Poeta de las cenizas”, “Las cenizas de Gramsci”, y algunas referencias a las obras de teatro “Fabulación” y “Calderón”. En todas estas obras, por cierto, podemos leer la vida y obsesiones de Pasolini. Y este trabajo se trata de compartir aspectos de la dimensión homosexual y política de este peculiar y polémico escritor, a través de su poesía. Para mí es un profeta. Me encomiendo a él. Lo leo como quien lee sagradas escrituras y comprendo, aprendo y me reconozco en sus deseos, poesías, imágenes y misterios. No hay ningún otro escritor que me resuene tanto. Llegué a él primero por el cine, luego por sus obras de teatro, más tarde con sus poesías, y he concluído que principalmente es un poeta. Uno de los más relevantes del siglo. Sus deseos los expresaba desde todos los frentes de acción que encontraba. Fue cineasta, escritor, actor, director, dramaturgo, profesor, comunista, poeta, periodista, crítico, pintor y ensayista. Practicaba un activismo homosexual desde las veredas de la izquierda marxista, yo también lo hago, y toda su obra está marcada por el escándalo. Y como bien dijo “escandalizar es un derecho y ser escandalizado es un placer”. Hacer presente a Pasolini, en este año, en su centenario, era un deseo que planificaba hacía un tiempo.

En Actos Impuros eres actor, director, dramaturgo. ¿De qué manera esta obra te desafía en lo personal?
Soy actor y director y realizo el guión de la estructura ocupando citas a la poesía pasoliniana y la cruzo con textos de mi autoría. Ha sido complejo, pero lo complejo es atractivo y desafiante. Me interesaba trabajar actoralmente esta propuesta puesto que necesitaba exponerme yo mismo. La obra trata sobre la exposición homosexual y quise exponerme a mí mismo. Es una decisión que viene de un impulso muy profundo y antipunitivista. No soporto esta cultura que cancela a diestra y siniestra. El deseo homosexual pareciera ser que cada vez se moraliza más. El espacio performativo que intentamos producir en la propuesta necesitaba de cuerpos que fueran capaces de arriesgarse más allá de lo representacional. Y yo quise tomar ese riesgo, y lo hago con placer, porque se trata de encarnar la poesía de mi poeta favorito.

¿Con quienes trabajas en esta obra? Puedes hablarme un poco del elenco y tu relación con ellxs y/o por qué decidiste trabajar con ellxs?
Trabajo con Pita Torres, performera y artista porteña, porque admiro profundamente su trabajo artístico, expresivo y político. He venido siguiendo sus pasos hace años en sus performances en Valparaíso y cada vez que la veo en escena me enamoro de ella. Ella es alucinante, tiene una fuerza y un ímpetu poético y transgresor que pocas veces veo en Chile. Además admiro su humildad, su fortaleza, su fuerza interna. Es mi amiga y fue a ella a quien primero invité a trabajar conmigo en escena porque necesitaba cruzarme con ella. A Gian Marco, actor italiano lo conocí hace algunos años en Santiago y luego viajé a Roma a visitarlo, porque ambos somos admiradores del poeta. Él fue piedra angular para dar origen a este proyecto y me alegra muchísimo que haya podido concretarse su venida puesto que le otorga a la propuesta esa cultura italiana que necesitábamos. Es un tremendo actor, pero al mismo tiempo es un intelectual que maneja mucha información sobre Pasolini y la Italia. Finalmente Matías Catalán, el actor más joven, fue mi alumno en la Escuela de Teatro de la Universidad Mayor. Y él tiene una sensibilidad y humildad que era necesario para esta propuesta. Es un gran actor, riguroso, sensible, y un aporte importante dado que le otorga la cultura de su generación a la propuesta.

La puesta en escena es más movimiento que texto, como que hay un guiño a Orgiología. ¿Por qué escoges este lenguaje de danza y movimiento por sobre el texto?
La danza es poesía en movimiento. Y como en Teatro SUR nos gusta experimentar, y estaba un tanto cansado de volver a representar, decidí que este homenaje a Pasolini, tenía que ser encontrando una manera nueva de enfrentarse a la escena. Hay una frase que a mí me gusta mucho del autor y que dice “Arrojar el cuerpo a la lucha” y creo que aquella idea ha servido como una tesis. Es un trabajo tremendamente personal. Y siento que debe ser así, pues, no bastaba con representar una obra de teatro de su autoría, tenía que encontrar un diálogo con su poesía, generando una nueva pieza escénica.

En un momento, en actos impuros se deja muy claro que el montaje es una interpretación y no una obra de Pasolini. ¿Es un guiño a la situación que ocurrió con tu obra anterior “Invasión” que fue censurada por la familia del autor?
No. Es una forma de decirle al público que no todo se trata de representar, sino de dialogar. No digo con esto que las representaciones no sean diálogos, pero creo sinceramente que la representación está en crisis. Yo al menos no las creo, e incluso me parecen ingenuas en la gran mayoría de las veces. Y yo lo que quiero ver en el teatro es verdad. Y realidad.
¿Luego de esta primera temporada, hay más planes para “Actos Impuros”?
No lo tengo claro. Es una obra práctica que fue realizada para un contexto muy específico, el centenario de Pasolini. Y éso es este año 2022. Nos encantaría presentarla en otras partes, pero eso ya no depende tanto de nosotres, sino de las programaciones en los espacios.

Dirección Artística: Ernesto Orellana G.
Intérpretes Creadores: Pita Torres, Ernesto Orellana G, Gian Marco Di Lecce y Matías Catalán. Con la participación especial de Tito Bustamante.
Diseño Escénico Integral: Jorge Zambrano.
Realización y Técnica de Iluminación: Emma Henriquez.
Producción Sonora: Marcello Martínez.
Proyecciones Fílmicas: Camila José Donoso.
Asistente de Escena: Macarena Guzmán.
Realización de Vestuario: Javiera Labbé y Angelina Zambrano.
Realización de Escenografía: Taller El Litre.
Fotografías: Andrés Valenzuela.
Producción General: Francesca Ceccotti.
Producción en terreno: Daniela Moraga S.
Prensa: Francisca Palma Arriagada.

TEATRO SUR
Teatro SUR, es una compañía independiente de artes escénicas, que combina la creación contemporánea y la docencia www.eskuelaitinerante.cl. Surge en el año 2011, con el deseo de iniciar un proceso de cooperación, investigación y creación artística, entre distintos creadores que piensan y se encuentran en el teatro y la escena con fines críticos. La mayoría de sus integrantes provienen de la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile. Nos interesa el teatro como espacio colectivo micropolítico, para la discusión y creación libre situándonos desde el pensamiento crítico de la cultura, el análisis de comportamientos sociales que habitan la contemporaneidad, que configuran los paisajes culturales del presente y que merecen ser urgentemente debatidos, cuestionados y transformados. Nuestro teatro quiere invitar a pensarnos como sociedad en crisis, sensibilizándonos, provocándonos y transgrediéndonos. Nuestra reflexión se sitúa y práctica desde un contexto específico: CHILE. Su historia, cicatrices, fantasmas, conflictos y contradicciones.
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